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Treinta años de país
La historia política española del último cuarto de siglo no podría entenderse sin la presencia de este periódico. Sólo seis meses después de la muerte de Franco, el 6 de mayo de 1976, a las 2 horas 45 minutos de la madrugada, hace su entrada el diario El País, fundado por Jesús de Polanco, Ortega Spottorno y Juan Luis Cebrián, con una tirada de 180.000 ejemplares. Orientado al lector de centro-izquierda, hoy es ya un clásico de la prensa española. Exhibe con orgullo su estatus del primer diario nacional de carácter generalista con mayor tirada (imprimen 563.000 ejemplares al día, según los últimos datos de la OJD). Bajo su nombre, ostenta el lema de su última reforma, en la que cambió el histórico “diario independiente de la mañana” por el ambicioso “periódico global en español”.
En 2006 cumplió treinta años y celebró su existencia con una edición especial. Los principales acontecimientos de las tres últimas décadas rellenan sus portadas. Hemos seleccionado algunas:
Dirigido por Javier Moreno desde 2006, el diario El País se enfrenta a la misma disyuntiva que las principales cabeceras europeas y americanas. Con más de treinta y tres años a sus espaldas, y tras un larguísimo período de adaptación, en 1996 comenzó a publicar su edición digital.
El periodismo, ¿en peligro de extinción?
Ante la irrupción de internet en el ámbito de la comunicación, los expertos no han dejado de formularse la misma pregunta: ¿ha llegado el fin del periodismo? John Carlin, en un reportaje publicado en el diario El País, analiza la huida hacia adelante de los grandes medios ante el descenso del número de lectores de la prensa tradicional, y por tanto, de los ingresos publicitarios.
Durante los primeros años de la ‘era internet’, los medios miraban con desconfianza al nuevo medio. Al mismo tiempo, en la red se fraguaba un caldo de cultivo que en los años presentes ha llegado a cuestionar no ya sólo el papel, sino el modelo tradicional del periodismo. El fenómeno ‘blog’ es un movimiento revolucionario: los ciudadanos son los periodistas, la información está al alcance de cualquier individuo. Con una cámara fotográfica, un teléfono móvil y un par de manos para escribir, las personas pueden informar de lo que sucede a su alrededor. Los blogueros desconfían de los periodistas tradicionales, las viejas correas de transmisión entre la realidad y el lector, los contrarrevolucionarios. Periodistas y políticos, sin embargo, también utilizan la nueva herramienta.
El cambio no será uniforme en todo el mundo; el descenso de la prensa de papel no será inmediato; la brecha digital todavía existe a distintos niveles; la inversión en publicidad de internet es todavía muy inferior a la de papel. En internet el negocio de la información es complicado: la gratuidad es la principal característica de la red. Los expertos consideran que los viejos dinosaurios lograrán sobrevivir; durante un tiempo, convivirán los periódicos digitales con las antiguas cabeceras. Pero el periodismo de papel ya no será el mismo. Sólo las publicaciones de prestigio, editadas en los días de mayor audiencia de la semana, conseguirán mantenerse en pie. Los nuevos soportes digitales (véase el nuevo Kindle, que acaba de lanzar Amazon), mucho más manejables, amenazan con derribar el culto a la tactibilidad. Con todo, el futuro es técnicamente impredecible y los periodistas digitales reivindican, frente a la ‘utopía blog’, su función social: la de contar historias con rigor, experiencia y buen estilo.
El mejor oficio del mundo 
